sábado, 2 de julio de 2011

Las Apariciones:

El 11 de Febrero de 1858  la madre de Bernardita permitió a esta ir con su hermana menor llamada María, y con otra niña, al campo a buscar leña seca. El lugar preferido para recoger leña era un campo que había frente a la gruta. Bernardita por su fragilidad física se quedó atrás.
nLas compañeritas habían pasado ya el arroyo, pero Bernardita no se atrevía a meterse al agua porque estaba muy fría. Las demás insistían en que lo hiciese y cuando ella empezó a descalzarse, un ruido muy fuerte, parecido a un viento impetuoso, la obligó a levantar la cabeza y mirar hacia todos los lados.
n!Qué es esto!,decía. Las hojas de los árboles estaban inmóviles.
El ruido del viento empezó de nuevo y mas fuerte en la gruta. Y ahí, en el fondo de la gruta, una maravillosa aparición se destacaba delante de ella. En este mismo momento empezaron a sonar las campanas de la Iglesia parroquial y se oía el canto del Ángelus.
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Primera Aparición:

Una luz resplandeciente como la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del cielo, una Señora prodigiosamente bella se dejó ver por Bernardita. Vestía un traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado al talle con un cinta azul; largo velo blanco caía hasta los pies envolviendo todo el cuerpo. Los pies, de una limpieza virginal y descalzos, parecían apoyarse sobre el rosal silvestre. Dos rosas brillantes de color de oro cubrían la parte superior de los pies de la Santísima Virgen. Juntas sus manos ante el pecho, ofrecían una posición de oración fervorosa; tenia entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado con una hermosa cruz de oro.
 
Todo en Ella irradiaba felicidad, majestad, inocencia, bondad dulzura y     paz. Bernardita buscó su rosario (que traía siempre en su bolsillo), haciendo, como para defenderse, la señal de la cruz, pero su mano quedó paralizada. En ese momento la Virgen tomo la cruz del rosario e hizo la señal de la cruz y le dijo a Bernardita que lo hiciera como ella.
En ese momento su brazo paralizado quedó libre. La Señora empezó a pasar las cuentas del rosario entre sus dedos y Bernardita empezó a rezar el suyo. Al terminar, la Virgen le hizo señas con el dedo para que se acercara y entendiendo el brazo, se inclinó dulcemente y sonrió como despidiéndose de Bernardita. ¡La Visión había desaparecido!
nBernardita preguntó a las otras niñas si habían visto algo y al estas responderle que no, les contó su experiencia y les pidió silencio. Pero la hermana de Bernardita se lo contó a su mamá. La madre no le creyó y ordenó a Bernardita que se dejase de imaginaciones y que le estaba prohibido regresar a la gruta.
nEsa noche, mientras rezaban el rosario en familia, Bernardita rompió en llantos, repitiendo su invocación favorita: "Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a ti"


Segunda Aparición:

nEl día 14 de febrero, las niñas insistieron en que les dieran permiso para regresar a la gruta. Todos pensaban que lo que le había pasado a Bernardita era un engaño del demonio, y entonces le dijeron que fuera a la gruta y rociara agua bendita. Así huiría el demonio y se quedarían tranquilos.
nCuando llegaron a la gruta, Bernardita les pidió que se arrodillaran a rezar el Rosario. Apareció de nuevo la Virgen. El rostro de Bernardita se transfiguró. Esta tiró el agua bendita y dijo: "Si vienes de parte de Dios, acércate a nosotras". El agua bendita llegó hasta los pies de la Virgen y sonriendo con mas dulzura se acercó a Bernardita. Tomó el rosario y se persignó con el. Empezaron ambas a rezarlo.
Al atardecer ya toda la población comentaba las maravillas que ocurrían en la gruta de Lourdes, pero a los comentarios se unían las burlas, desprecios e insultos.

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Tercera Aparición:

Los padres de Bernardita empezaron a creerle ya que ella jamás había mentido y se caracterizaba por su obediencia. Además los convenció la naturalidad con que ella exponía los eventos y sus mas pequeños pormenores.
nEl 18 de febrero, una señora y una religiosa deseaban acompañar a Bernardita a la gruta. Fueron con ella primero a la Santa Misa de las 5:30 A.m.. y de allí se dirigieron a la gruta. Bernardita caminaba tan rápido que parecía como si una fuerza superior la empujase hacia allá.
Se arrodilló y empezó el rezo del rosario, lanzó un grito de jubilo al ver al fondo de la gruta a la Señora. Le preguntó si se podían quedar sus dos acompañantes y la Virgen dijo que sí.  Ellas también se arrodillaron y se pusieron a rezar mientras encendían un cirio bendito. Bernardita le pasó un papel a la Virgen pidiéndole que escribiera cualquier cosa que deseaba comunicarle. La Virgen le dijo: "Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el regalo de venir aquí durante quince días seguidos". Bernardita se lo prometió y la Virgen le respondió: "Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro"
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